El sábado por la noche, tras salir Ana del trabajo y pegarse la ducha correspondiente, cogemos las cosas que ya tenemos preparadas y nos dirigimos a Riofrío. Al llegar estuvimos viendo un par de aparcamientos de park4night, que, aunque son sitios muy bonitos es difícil encontrar la forma de dejar la furgo nivelada para poder dormir en condiciones, así que tras un par de intentos decidimos irnos a la plaza del pueblo donde hay un gran aparcamiento, que estaba absolutamente vacío, parecía el pueblo fantasma, salvo por dos o tres coches que vimos de paso. Nos tomamos unos vasos de leche con galletas y nos fuimos a dormir.  

A la mañana siguiente, cuando el sol ya empezaba a apretar dentro de la furgo (12 de la mañana XD) nos levantamos, al asomarnos por las ventanas, la plaza ya estaba con el aparcamiento lleno y con un buen trasiego de gente, pero la verdad que nosotros ni nos habíamos enterado.  

Nos tomamos nuestro cafelito, que eso no puede faltar, y nos preparamos para hacer una pequeña ruta hasta el nacimiento y dedicarnos a grabar y tomar fotos para tener material para hacer un video para Youtube y fotos y videos para las redes.  

Hay que decir que esta escapada ha sido realmente productiva en ese aspecto. En la salida a Salobreña la verdad que nos costó dedicar tiempo a grabar, hacíamos un solo plano, etc. Y cuando fuimos a editar nos dimos cuenta de que íbamos a tener que dedicar bastante más tiempo a grabar si queríamos hacer unos videos medio en condiciones. Pues hemos aprendido la lección y en esta ocasión sí que dedicamos un montón de tiempo a grabar y tomar fotos, a tomar planos desde un sitio y desde otro, una foto por aquí, otra por allá, video en vertical, en horizontal… así que ahora tenemos un montón de material que verás tu para visualizar y editar tanta cosa XDD nosotros nos vamos de un extremo a otro. 

Nada más comenzar la ruta y aún en la plaza del pueblo una chica super simpática y agradable nos ofreció una cata AOVE (Aceite de Oliva Virgen Extra) de las distintas variedades de la zona con DOP (Denominación de Origen Protegida) mientras nos explicaba cada uno de ellos y la verdad que estaban todos buenísimos. ¡Vaya forma de empezar una ruta! Ahora sí, empezamos a caminar y vemos las piscinas de la piscifactoría, que están vacías por mantenimiento, y donde antiguamente se criaban truchas, por lo que era conocido Riofrío. En la actualidad se utilizan para la cría de esturiones para la obtención de un exquisito caviar, además ecológico.

Después de ver la piscifactoría, cruzamos el Puente Califal y empezamos a caminar por la senda que discurre por el margen izquierdo del río, contemplando los abundantes restos de antiguas edificaciones y molinos que había en la zona, así como las pequeñas cascadas, acompañados por el cantar de los pájaros y el sonido del agua hasta llegar a los distintos nacimientos donde el agua brota del suelo durante todo el año, incluso en la época más estival y además manteniendo el agua de manera constante en 14º C, lo que convierte a Riofrío en un enclave privilegiado. La vuelta la realizamos por el margen contrario del río, donde, por cierto, encontramos un lugar muy nivelado y justo a la vera del río que nos hemos apuntado para pernoctar alguna noche, y continuamos hasta llegar de nuevo a la plaza donde teníamos aparcada la furgo.  

Al llegar a la furgo se nos había hecho tarde. La ruta era muy corta 2-3km, pero entre que salimos bastante tarde y todo lo que nos entretuvimos disfrutando del paisaje, además de sacando fotos y grabando videos, pues llegamos cerca de las 5 si mal no recuerdo, pero lo que sí se seguro es que teníamos hambre, así que nos preparamos una tortilla de patatas, ensaladilla de cangrejo y un poco de salmorejo. 

Mientras comíamos, Ana estuvo buscando un sitio donde ver el atardecer y encontró el Mirador de Sierra Gorda. Estuvimos mirando por Google Maps y estaba un poco lejos pero más que nada que se veía que era todo por una pista de tierra (16km 35 minutos o algo así marcaba), pero la zona está llena de molinos, así que, si esos pedazos de trailers que transportan las hélices de los molinos y que todos nos hemos cruzado alguna vez, pueden llegar hasta allí, nuestra furgo también puede, y el sitio tenía muy buena pinta, así que decidímos ir a ver el atardecer allí.  

Antes de marcharnos rellenamos el depósito de agua y las garrafas, compramos pan y nos pusimos en marcha.  

Siguiendo las indicaciones de Google Maps nos metimos por un camino que pasa por una cantera, donde hay indicaciones de que solo pueden acceder vehículos autorizados. Enseguida vino un hombre en coche que nos dijo que por ahí no podíamos seguir, además de que el camino era inaccesible para nuestro vehículo así que le preguntamos cómo llegar a ese mirador y nos indicó que teníamos que acceder por la estación de servicio de Los Abades y hacia allá nos dirigimos.  

Desde allí comenzamos a subir por una pista forestal, hasta que nos encontramos con los carteles de que estábamos entrando en un parque eólico. Vimos un montón de ovejas por el camino y pudimos hacer algunas fotos chulas de la furgo con los molinos. Poco antes de llegar al aparcamiento del mirador nos encontramos que el camino de acceso tiene un cartel de dirección prohibida y con el texto “solo vehículos autorizados” (todos los caminos que solo dan acceso a los molinos tienen estas señales), pero viendo por google maps que el camino llevaba justo al aparcamiento que estábamos buscando decidimos continuar.  

Enseguida llegamos al aparcamiento, para unos 10-12 vehículos, con unas vistas espectaculares, y muy cerca de la pasarela de madera que te lleva hasta el Mirador de Sierra Gorda. Las coordenadas del aparcamiento son:  37.095509, -4.161763 

El sitio es espectacular, aunque hacía algo de viento (claro, para eso estamos en un parque eólico). Había un grupito de personas en el mirador, pero se ve que llegaron andando puesto que no había ningún otro coche allí. Estuvimos disfrutando del atardecer y sacando un montón de fotos y videos. Poco después llegó otra pareja en coche a fotografiar la puesta de sol que se fueron justo después del ocaso y nos quedamos completamente solos.  

Finalmente decidimos quedarnos allí a dormir. Aunque hacía algo de viento como he comentado antes, merecía la pena pegarse una ducha con esas vistas y esos colores del cielo de fondo. Cenamos algo y nos echamos a dormir.  

Por la mañana nos despertamos con la visita de las ovejas que se paseaban tranquilamente alrededor de la furgo mientras pastaban. Tras un rato de remoloneo en la cama, nos levantamos y preparamos el cafelito.  

Mientras desayunábamos llegó un agente de medio ambiente en un 4×4 de la Junta de Andalucía, aparcó un poco más adelante del aparcamiento y estuvo dando una vuelta por la zona. A la vuelta, paró cerca de nosotros y estuvimos hablando con él. Nos comentó que estábamos bien allí, ya que estábamos aparcados que no acampados (que alegría da encontrarse con “autoridades” que saben la diferencia entre una cosa y otra). Con eso, también nos despejó la duda de si podíamos acceder por ese camino que lleva al aparcamiento y que tienen la señal de dirección prohibida excepto vehículos autorizados (sí, podíamos). Él también es aficionado a la vida camper, y eso se nota. También nos dijo que, si por la noche queríamos sacar alguna mesa o sillas fuera, tampoco tendríamos ningún problema y nos informó que las fechas en las que no se puede acceder son de junio a septiembre, debido a la ley de protección contra incendios, que prohíbe que los vehículos a motor circulen por pistas forestales que no sean servidumbre de paso. Como el mismo nos dijo, tenemos que pagar justos por pecadores, pero todo sea por proteger nuestros montes. Nos encantó poder tener esa conversación con él y que nos informara de todo. 

Cuando el agente de medio ambiente se fue, nos acercamos hacia la pasarela de madera que lleva hasta el mirador. La pasarela, de unos 140 metros, discurre sobre un karst y un lapiaz (accidentes geográficos), de ahí su construcción, ya que es complicado caminar por esa zona. Desde el mirador pudimos disfrutar de unas vistas espectaculares de toda la zona. 

Tras disfrutar un rato más de la tranquilidad del lugar, recogimos las cosas de la furgo y comenzamos el camino de vuelta poniendo fin a esta pequeña escapada y reafirmando nuestra sensación de que muchas veces no hay que irse muy lejos para encontrar y disfrutar lugares únicos, con un encanto especial, así que, seguiremos descubriendo nuestra provincia en nuestros días libres, mientras llega el día en que, por fin, podamos vivir viajando sin tener que estar pensando en el día de regreso. 

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