Hoy, cuando el tiempo lo permite, aprovechamos para ir a visitar la Playa de Los Genoveses y dar un paseo por las calles de San José y su paseo marítimo, donde nos estamos quedando unos días.

¡Buenos días por la mañana! Una vez más hemos madrugado (9:00) y no por voluntad propia. Han llegado los trabajadores a la obra que tenemos al lado. Menos mal que no son muy madrugadores ellos tampoco. Nos aseamos y nos tomamos nuestro cafelito que no puede faltar.  

Hoy el día no ha salido muy bueno, así que aprovechamos para ordenar y limpiar la furgo. En cuanto el tiempo mejora un poco decidimos dar un paseo hacia la Playa de Los Genoveses (para la madre de la croqueta una de las más bonitas). Para nosotros esa perspectiva varía un poco. Hemos estado en algunas mejores. También es cierto que el tiempo no acompañaba y pierde un poco de encanto.  

Marco y Ana en el sendero hacia la Playa de Los Genoveses
De camino a la Playa de Los Genoveses

Vamos a la playa de Los Genoveses

Para ir a la playa aparcamos a las afueras del pueblo, desde donde sale un sendero por el que vas descendiendo hasta llegar a la playa. La croqueta ha estado mirando y hay varios cachés escondidos por el camino, así que los vamos buscando para dejar el gatito (un trackeable) que encontramos en Cazorla. Encontramos el primero, pero es muy pequeño y no cabe el llavero del gatito así que continuamos para buscar el siguiente. Encontramos el siguiente y ahora sí, podemos dejar al gatito por fín. 

Caché donde dejamos el gatito trackeable
Dejamos el gatito en este caché

Damos un buen paseo por la Playa de Los Genoveses. Es una playa enorme, con más de 1 kilómetro de largo y como el día no acompaña demasiado, la tenemos prácticamente para nosotros solos. En la playa hay algunos búnquers que aún se conservan de la Guerra Civil.  

Playa de Los Genoveses desde la duna fósil

Al final de la playa nos sentamos un ratito mientras Scooby juega revolcándose en la arena y usa como pelota las bolas de fibra de posidonia que va encontrando. La posidonia es un alga endémica protegida y amenazada del Mar Mediterráneo que filtra los sedimentos del agua en la que habita, dándole un alto grado de transparencia y oxigenación. 

Bola de posidonia

De vuelta a la furgo

Una vez que llegamos de vuelta a la furgo decidimos irnos a un aparcamiento en el centro del pueblo y a pie de playa. Después de comernos un buen plato de macarrones mientras chispeaba, nos fuimos a comprar agua para cocinar por la noche. Solemos buscar el agua para beber de fuentes u otros sitios gratuitos, pero en el Cabo de Gata eso es misión imposible, así que no nos queda otra que comprarla.  

Subimos de nuevo a nuestro aparcamiento de lujo con espectaculares vistas para disfrutar de nuestra esperada “siesta” (a las siete de la tarde). La croqueta no tiene otra cosa que hacer que grabarme dormida, con los ojos abiertos y la boca abierta de par en par. Pero me vengaré, si tengo valor de despertarme antes que él en algún momento de mi vida.  

Una vez despiertos y desperezados nos damos una ducha maravillosa y nos disponemos a hacer lentejas para comer. Han salido riquísimas y nos comemos un buen platazo. Mientras, Scooby disfruta ya de su sueño profundo en su cama encima de los asientos de la cabina. Si es que tanto trote lo deja KO.  

Ducha con vistas a la bahía de San José

Preparamos la cama, nos acoplamos y nos ponemos un documental hasta que, con un poco de amor y mimos caemos rendidos nosotros también. Hasta mañana y esperemos que haga mejor día.  

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